La evolución de nuestra comprensión del cambio climático de un tema ético o ambiental a uno que presenta riesgos (y oportunidades) financieros y sistémicos previsibles en horizontes de inversión a corto, mediano y largo plazo ha cambiado significativamente su relevancia para la gobernanza tanto de las corporaciones como de los inversionistas. . Esta evolución significa que existen serias implicaciones para los deberes de los directores y funcionarios, y posibles obligaciones de divulgación para las empresas.